Metroid Dread, mi bienvenida al mundo de Samus Aran

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Raiola Networks

Nunca he jugado a Metroid. A ninguno. Bueno, en realidad nunca había jugado un Metroid hasta que llegó este Dread. Y es extraño, e incluso irónico, porque me considero un gran fan de los juegos denominados metroidvania, que no hace falta ser un genio para saber de dónde sale su nombre.
Cuando salió el primer Metroid que yo podía haber disfrutado, Super Metroid de SNES, mis padres no me lo compraron por vete tu a saber qué. Después, en el apogeo de la saga, yo no tenía ninguna consola de Nintendo. Pasé de largo la época de Gameboy (todas), Wii, etc. Sí, algunos títulos de Nintendo los jugué porque tenía conocidos con esas máquinas, pero nunca tuve la ocasión de conocer a Samus Aran.
Sin embargo, si que he tenido otras plataformas donde he podido disfrutar de grandes títulos del género, sobre todo en los últimos años, con Hollow Knight y Ori (cualquiera de los dos) a la cabeza, que han hecho que sienta casi devoción por los metroidvania y haya ido devorando títulos poco a poco hasta llegar al actual Metroid Dread.

¿Es Metroid Dread un buen Metroid?

Obviamente, he pasado por alto más de 10 juegos de la saga y este título de Switch ha sido mi puerta de entrada, así que tanto antes de empezar a jugar como una vez terminada la historia, mi pregunta seguía siendo la misma: ¿es Metroid Dread la mejor puerta de entrada a la saga? Dejemos de lado la historia, que ahora entraré. La pregunta va más hacía esa sensación de que has llegado a la fiesta cuando todo el mundo ya se está yendo. El juego me parece fantástico, muy divertido, como metroidvania es estupendo (¡faltaría más!), pero ¿es un buen Metroid? El sistema, el personaje, la historia… ¿encaja en el universo?
Hasta que no me ponga al día con las aventuras de Samus, no podré contestar a esa pregunta, pero es cierto que deja un cierto sabor amargo el plantearte estas dudas según vas avanzando en la historia. Historia que, como es obvio, desconocía por completo.

Para empezar, y aunque pueda parecer algo de ignorante total de los videojuegos, no sabía quién era Samus Aran: ni sus orígenes, ni su papel en la saga, ni nada de nada. Cero patatero. Era impensable comenzar a jugar sin saber absolutamente nada de la historia que me iba a encontrar. Y me negaba a esperar a jugar todos los títulos de Metroid para poder hincarle el diente a este Dread, a saber cuándo tengo la ocasión. Por fortuna, Nintendo sacó un video-resumen de toda la saga hasta la fecha (y en YouTube hay decenas de ellos) para que la gente como yo pudiera seguir los pasos de nuestra protagonista con un mínimo de conocimiento. Pese a ello, igual que jugué con la duda constante de saber si era un buen Metroid, avancé en la historia sin saber si tenía sentido algo de lo que estaba viendo o si estaba presenciando un giro de guión alucinante.

Pasando ya a lo que es el juego en si, como decía antes, es una maravilla para los amantes del estilo metroidvania. Es un juego clásico dentro del género y sabes perfectamente qué vas a encontrar. Quizás, en el ir y venir por el mapa buscando técnicas y maneras de avanzar, podría ser un poco más benévolo y dar alguna pista extra, pero no tiene nada que le haga perder puntos. De echo, podría parecer un poco más de lo mismo dentro de un género que deja poco lugar a las novedades, pero tiene algunos puntos que son clave para que destaque por encima de los demás.

Para empezar, está el nivel de dificultad, medido de una manera idónea y con una curva de aprendizaje llevada a la perfección. Los enemigos de a pie son fáciles de gestionar en este tipo de videojuegos, porque según vas desbloqueando zonas y avanzando un poco, les das algo más de vida y fuerza, algún movimiento, y andando. Todo listo. Pero los jefes, ¡ay amigo! eso es harina de otro costal.
Visto lo visto en otros títulos, es muy sencillo fallar aquí e introducir bosses que están mal medidos en cuanto a su dureza o su barra de vida. Es relativamente habitual atascarte con un rival que te mata de un solo golpe o que no consigues encontrarle las cosquillas y ves una barrera enorme que no te dejará avanzar. Pero eso aquí no ocurre. Metroid Dread te da unos jefes complicados, que suponen un reto, pero que entiendes desde el primer instante que es sólo cuestión de práctica. Que a base de intentarlo, aprender e insistir conseguirás derrotarlo. Que no será necesaria únicamente una gran dosis de fortuna. Está en un balance de frustración-recompensa perfecta.
Un punto aparte merecen los EMMI, esos “sub-jefes” que te encuentras en cada zona y que se escapan de la escala de dificultad. Tienen su propia escala que se mide en kilos de paciencia, porque son realmente pesados y no llegan a suponer un gran aporte al juego, más bien todo lo contrario: el lunar más grande de este título.

La manera de hacer frente a todos estos enemigos que intentarán acabar con Samus Aran integra algo que parece sacado directamente de los soulslike: los parry. El parry, por si a alguien le pilla a pie cambiado, es ese movimiento defensivo, para cubrirse de un ataque, que ejecutado en el momento preciso hace que el adversario que ha atacado se quede un poco “grogui”, por lo que te da unos segundos para preparar tu contraataque y te libra de sufrir daño. No es una invención de los Souls, pero en los últimos tiempos son los encargados de haber popularizado este movimiento y término.
La cuestión aquí es que Metroid Dread le ha dado un pequeño giro a este movimiento con una sutil pero gran novedad: en lugar de dejar al adversario en un estado vulnerable, directamente integra el ataque de respuesta dentro del mismo movimiento. Es un pequeño detalle, pero hace que la jugabilidad sea más ágil y rápida. Siempre que se efectúa un parry de manera precisa, el jugador le da un sopapo al enemigo, ¿por qué no integrarlo todo en un solo toque de botón? Los pequeños detalles son los que hacen la diferencia.

Además de este parry, tienes una gran variedad de poderes y habilidades que son las encargadas de que puedas avanzar entre zonas y derrotar a los nuevos enemigos que te vas encontrando. Doy por supuesto que es algo más o menos estándar en la saga Metroid, pero si quería remarcar lo amplio y variado que me ha parecido el juego en este aspecto.

 

En definitiva, en un año bastante flojo de Nintendo, han aparecido los españoles de MercurySteam para traernos al salvador de Switch en 2021. No sé si Metroid Dread tiene un lugar muy alto en la clasificación dentro de la saga, pero desde luego tiene un muy buen puesto dentro de los juegos del género metroidvania y debería de haberlo tenido dentro de los GOTY.

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