Hay tipos de juegos de los que no he sido por lo general un gran fan. Los he probado, incluso he tenido picos de gran vicio, pero siempre han acabado pasando de largo. Me ocurre por ejemplo con los juegos de lucha, que para mi no son nada más que un simple machaca botones. En su día Tekken 3 o, mucho antes, Street Fighter 2, hicieron que pasase muchas horas destrozando mandos, pero ahí quedó mi afición por este género.
Con los hack’n’slash me sucede algo parecido, aunque es verdad que en los últimos años les estoy cogiendo el gustillo.
Así pues, este Sifu, una mezcla perfecta de estos dos géneros con alguna pizca de roguelike, no debería de ser un título que me llamase demasiado la atención, pero tanto las críticas de los expertos, como el apartado artístico y la particularidad del sumar años al personaje cuando muere, hizo que me interesase mucho por él y jugarlo ha sido una de las mejores experiencias de los últimos meses.
Sifu, difícil en su justa medida
Voy a pasar un poco de largo por el arte del videojuego, porque salta a la vista y en cualquier gameplay o imagen que veáis de este título, vais a comprender porque es uno de sus puntos fuertes. Así pues, el primer punto en el que me quiero parar es en la sencillez y en la dificultad. Contradictorios pero presentes y protagonistas de Sifu.
La sencillez radica en su sistema de control y el uso de los botones. Cuando te ponen alguno de los videos de este juego y ves la cantidad de combos, los golpes espectaculares y las secuencias de mamporros, piensas que tienes que tener unos dedos ágiles para completar la combinación de teclas que habrá detrás de ellos y nada más lejos de la realidad.
Uno de los mayores encantos de este título es que todo se hace con 4 botones: golpe flojo, golpe fuerte, cubrirte y recoger objetos/rematar. Ya está, eso es todo (bueno, también está el stick de movimiento, pero lo sacamos de la cuenta).
Está tan bien diseñado que con sencillas combinaciones tienes al alcance una cantidad increíble de alternativas. Ojo, que puedes ponerte en modo asesino profesional y hacer combinaciones “complejas” de botones para hacer combos mucho más vistosos y así lucirte, pero son algo completamente opcional y siempre muy sencillo y con pocos pasos.
Eso sí, y enlazamos con la dificultad del juego, son sencillas combinaciones pero tienes que dominarlas al 100% para poder completar la historia. Especialmente las combinaciones para cubrirte/parry y esquivar. Es un título de lucha que se basa en la defensa. Si no sabes protegerte de las tollinas de los rivales, no podrás llegar muy lejos.
Pero nada de lo que preocuparse, porque la dificultad va in crescendo desde el minuto cero y vas aprendiendo poco a poco a controlar todos los movimientos y Sifu sabe recompensarte y hacerte ver dónde estás fallando y dónde tienes que mejorar. Si llegas al primer jefazo y sufres con él, tranquilo, el juego ya te ha dado las herramientas para acabar con él y poco a poco verás cuales son sus puntos débiles y en qué estás fallando tú. Y será lo mismo con el segundo, el tercero… Así, hasta que llegues al último, el cual te hará sufrir de lo lindo si no controlas a la perfección el sistema defensivo.
Hago especial hincapié en la dificultad de los bosses porque es uno de esos videojuegos donde suponen un reto pero queda lejos la sensación de “j***, esto va a ser imposible”. Para nada. Insisto en que siempre sabes qué puedes hacer mejor, qué tienes que cambiar en tu estrategia y tu modo de luchar contra él. Y eso, después de todo, se traduce en una satisfacción enorme, porque ves que has ido aprendiendo con él paso de los niveles y de las luchas y que has conseguido batir a ese enemigo que al principio te ha tirado al suelo con dos tortazos mal contados.
Esta satisfacción de la que hablo se ve acompañada de la edad del personaje, lo cual ha sido uno de los grandes reclamos en la campaña de promoción del juego. No voy a explicar el sistema porque puede ser complejo por escrito pero super sencillo cuando lo ves en el juego, pero sí hay que señalar que sirve como gran vara de medir para que estés al tanto de tus progresos. Cuando llegas, por ejemplo, a la tercera fase con 54 años y vuelves a las anteriores pantallas y en esta ocasión llegas con 31, te sientes rápidamente que eres el puto Bruce Lee en formato píxel
¿Y lado negativo no tiene? Por supuesto, los tendrá. Pero yo no los he visto, la verdad. Si puedes quejarte en alguna ocasión de las malas jugadas que puede hacerte la cámara, pero nada grave y que no veamos en juegos triple A. Hay que recordar que esto es un indie y que se ha colado en la lista de muchos como candidato a GOTY (casi imposible este año, pero candidato al fin y al cabo).
En resumen, con Sifu estamos ante una de las sorpresas del año, sin ninguna duda. Un pequeño gran indie que hace todo bien y con esa mezcla de diversos géneros, ese estilo artístico tan bonito, la novedad de jugar con la edad del personaje y una dificultad muy bien medida, se ha convertido en uno de los grandes títulos de PlayStation, candidato a GOTY e imprescindible para todo el mundo, aunque los juegos de lucha no sean lo tuyo.