Crash Bandicoot 4, uno de nosotros no ha envejecido bien

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Raiola Networks

Hubo varios juegos de la primera PlayStation que me robaron horas y horas en las tardes de mi niñez-adolescencia. Esta play fue un regalo de reyes junto a Resident Evil 2, que me lo pasé muchas veces de todas las maneras posibles. Después, me adentré en el mundo de los Final Fantasy con su octava versión, de la cual me aprendí todos sus secretos de cabo a rabo. Y en esa trinidad de roba-horas tengo que añadir Crash Bandicoot 3 (y Crash Team Racing, no lo voy a negar), que sin ningún lugar a dudas, hoy en día habría sido uno de los pocos platinos de mi colección.

Lo terminé de arriba a abajo, con todas las gemas, contrarrelojes, niveles extra… Todo. Me encantaba y lo disfrutaba como un enano. Cuando estaba en una época en la que no tenía ninguna novedad que jugar, volvía a él, a empezarlo desde el principio.
Era un juego que me gustaba tanto y le tengo tanto cariño, que cuando salió la trilogía en PlayStation 4 se la regalé a un primo mio que estaba más o menos en la misma edad que tenía yo cuando descubrí a Crash, esperando que le llenase tanto como a mi y lo disfrutase durante horas y horas (spoiler, no intentes competir con Fornite). Yo, de momento, me he mantenido al margen de esta remasterización, aunque tarde o temprano caeré.

¿Qué no ha funcionado en Crash Bandicoot 4?

Y me mantuve al margen porque antes de volver a perderme en obras ya conocidas, le he dado una oportunidad a la nueva entrega de la saga, Crash Bandicoot 4, It’s about time. No voy a decir que la esparaba con ganas porque estaría mintiendo. Creo que es un claro ejemplo de aprovechar el tirón y el buen nombre de las obras clásicas para intentar hacer caja y revivir una mascota oficiosa de Sony, y a mi estas cosas siempre me hacen arquear la ceja.
Aún así, aprovechando una suculenta oferta, me hice con el título y le di una prueba que me ha traigo más disgustos que alegrías.

Principalmente, le veo tres grandes fallos a este nuevo título del marsupial naranja. El primero son las novedades que ha introducido, que no todas me han terminado de satisfacer.
El disponer de nuevas máscaras que te dan poderes y habilidades temporales particulares creo que es todo un acierto, que hacen que los niveles rompan la monotonía y tengan un toque fresco y muy divertido. También entra dentro de lo positivo las cintas de video que te permiten acceder a unos niveles extra donde pondrán a prueba (más aún) tu paciencia y tus habilidades.
Sin embargo, el uso de nuevos personajes que disponen de niveles específicos para ellos no es el máximo de la innovación. Considero que es un intento de repetir el éxito de los niveles alternativos que había en Crash Bandicoot 3 (los niveles de la moto, la moto acuatica y los del Coco y el león), pero fracasan en la tentativa. Porque aquellas pantallas tenían el aliciente de ser algo completamente diferente, dejabas al lado las plataformas y te ponías en otro modo de juego. Pero aquí, repites lo mismo con unas mecanicas algo diferentes y ya. Nada más. Son las mismas pantallas, los mismos saltos, pero personajes con un gancho o un aspirador gigante. Insuficiente para romper con la “monotonía” de los niveles normales.

También relacionado con las pantallas está mi segundo problema con el juego, y es que es un progreso completamente lineal. Uno de los aspectos, visto con el tiempo, más destacables de aquella tercera entrega era el hub donde elegías el mundo al que querías ir y, dentro de ese mundo, el nivel al que te querías enfrentar en ese momento; si el primero se te atascaba, podías pasar al segundo. Si querías afrontar antes de nada el ir en moto con Crash, podías hacerlo.
Aquí eso se ha perdido y estamos ante un avance clásico al estilo Super Mario en el que juegas el mundo 1-1 y hasta que no lo terminas no puedes acceder al mundo 1-2. Y eso puede llegar a frustrar, porque es relativamente fácil atascarse en una pantalla y querer cambiar un momento de aires, volver más tarde a ver si el salto que se te ha complicado te sale después.

La dificultad de Crash Bandicoot

Y esto último está muy relacionado con mi gran problema con este Crash Bandicoot 4 y con el título de este texto, que es ni más ni menos que su dificultad.
Quiero pensar que, después de tantos años desde que jugué al tercer juego de la saga, mis cuestionables habilidades en el mundo del videojuego han mejorado. Mayor precisión, más reflejos, un pelín más paciencia… Sin embargo, en esta ocasión he sentido que he involucionado y que soy una de las personas más torpes del mundo. Eso, o que desde Activision se han venido arriba y no han medido bien la dificultad del plataformas, que es la opción por la que más me decanto.

No voy a entrar a valorar en el hecho de conseguir los coleccionables (romper todas las cajas, llegar sin morir ni una vez hasta la cinta de video, etc.), porque he abandonado esa idea y lo he dado por imposible. Demasiados títulos en la recamara como para invertir muchas más horas en ello.
Es en los niveles per se donde la cosa se ha ido de madre. Ya sea porque las ayudas del juego en forma de máscaras o checkpoints son quizás algo escasos, ya sea porque las mecánicas no son del todo precisas y el muñeco de turno responde algo impreciso, o ya sea simplemente porque se les ha ido de las manos el tema de la dificultad.

Entiendo que, al igual que en cualquier plataformas, los últimos niveles siempre tienen un punto extra de reto para el jugador, pero en este Crash ese punto extra llega desde mediado el juego y cuando te aproximas a su desenlace final estás ya hasta los huevos un poco frustrado de morir porque no tienes los reflejos de Spiderman o las habilidades de Chuso Montero.
Además, para rizar el rizo, los jefes de cada zona son sumamente sencillos de derrotar, cuando deberían de ser un desafío mayor que el del resto del área en el que te encuentras. ¿Es debido a falta de ideas o que han querido rebajar un poco el ritmo en el momento del boss?

El pensamiento que me ha venido a la cabeza en el momento de ver los créditos finales ha sido el de la frase tan usada de “los juegos de antes si que eran dificiles”. Me ha quedado la sensación de que los creadores de esta nueva entrega han querido mostrar a los jugadores que todavía ahora se pueden hacer títulos que supongan un gran reto más allá de los Souls y que Crash siempre ha sido un plataformas desafiante. Y estoy completamente en desacuerdo.

 

En definitiva, Crash Bandicoot 4 es innegablemente un muy buen plataformas, pero se ensombrece por el recuerdo del maravilloso Warped y por los picos de dificultad que se alcanzan en gran parte del juego y pueden ser una barrera grande para los jugadores con paciencia justa o, simplemente, para lo más pequeños de la casa. O quizás sea simplemente que me estoy haciendo viejo para disfrutar de un nuevo Bandicoot.

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