Black Bird, más madera para el catálogo de Apple TV+

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Raiola Networks

Hasta el día de hoy, todavía no he pagado por Apple TV+. Entre unas cosas y otras, siempre he ido juntando promociones y meses gratis y no me ha hecho falta pasar por caja: con la PlayStation 5 me regalaron algún mes, luego la promoción para el documental de alguna cantante, la promoción para la peli de Will Smith… Al final, varios meses de suscripción que me han ayudado a descubrir poco a poco el catálogo de Apple y que me hacen plantearme seriamente el pagar la suscripción mensual, porque vaya vaya con los de Cupertino.

Apple TV+ y su gran catálogo

Ya lo comentaba en la entrada de Fundación, una de las grandes apuestas de la plataforma, que están cuidando mucho sus producciones y están haciendo pocas cosas, pero de bastante calidad, sobre todo en el plano visual (la fotografía, uso de colores, etc.).
Como digo, en estos meses por la patilla, he podido descubrir la ya nombrada Fundación, Ted Lasso, Pachinko, Becoming You… Todos, en mayor o menor medida, muy recomendables.

Es un caso completamente opuesto a Netflix. Los de las cancelaciones la gran N roja apuestan por un modelo donde premia la cantidad por encima de la calidad. La ley de los grandes números. Es más fácil pegar un pelotazo si produzco 100 series/documentales/películas que si produzco 10. Los de la manzana, sin embargo, van por el camino contrario: voy a invertir el dinero únicamente en 10 producciones, pero voy a asegurarme de que cada una de ellas merezca totalmente la pena.

No defiendo ni uno ni otro modelo. Ambos me parecen correctos, justos y complementarios. Pero en caso de elegir, a día de hoy la balanza estaría más equilibrada de lo que hubiese pensado cuando se anunció Apple TV+.

Black Bird, la nueva joya

¿Y por qué hablar ahora de todo esto? Pues porque he terminado de ver una de las últimas piezas del catálogo: Black Bird (Encerrado con el diablo en español).
Se trata de una miniserie de 6 episodios de más o menos una hora cada uno en la que nos cuentan la historia real de James Keene, un hombre que fue a la cárcel por delitos “menores” y que tuvo la opción de quitarse de golpe toda la pena de prisión si conseguía hacer confesar a Larry Hall, a la espera de juicio para otorgarle una condena en firme, donde enterró los cuerpos. 

Igual que Ted Lasso o Fundación han tenido una gran promoción detrás y han sido reconocidos con nominaciones y premios, Black Bird ha pasado un poco de puntillas y no se ha oido hablar mucho de ella, pese a que me parece otra pequeña joya. Otro de esos productos que engordan el catálogo y que dan más motivos para pagar una suscripción a Apple TV+. No es una serie de matrícula de honor, pero si de notable alto; de las que suben la media global al final de las cuentas.

Y llega a esta buena nota por dos motivos: el primero es su premisa y la historia que hay detrás, que a mi me pareció increíble y fue la razón por la que le seguí la pista. Pero sobre todo, lo que hace que estemos ante una gran miniserie son sus dos actores protagonistas.
Taron Egerton tiene el papel de guaperas, de chico con labia, del que consigue todo lo que se propone. Y le va que ni pintado. Lo borda. De echo, ¿vino antes el actor o el personaje? Estamos ante una inspiración en una historia real, por lo que no sé como de acertado será el personaje con el verdadero James Keene.

Pero es que luego tenemos a un (para mí, desconocido) Paul Walter Hauser que hace un increíble papelón como el sociópata Larry Hall. Más allá del parecido físico y la caracterización, Paul hace un cambio total de su voz, de su cadencia al hablar y de la entonación, para entrar completamente en el rol de Hall y elevar la calidad de cada escena en la que aparece.
El trabajo del actor es fantástico y hace que resulte muy incómodo verle en pantalla. Además, consigue transmitir una duda, un pequeño resquicio que te hace plantearte si realmente se trata de un asesino o de un pobre desgraciado con afán de protagonismo.

Solo por ellos dos, ya merece la pena ver la serie. Pero es que ahí no queda la cosa: Ray Liotta tiene un papel secundario como padre de Keene, en el que es su último trabajo y la parte policial corre a cargo de Greg Kinnear (el padre en la genial Little Miss Sunshine) y una (nuevamente, desconocida) Sepideh Moafi, que sostienen la serie siempre que no tenemos a Egerton y Paul Walter en pantalla.

En resumen, más madera para una Apple que está consiguiendo tener un catálogo envidiable y por el que merece la pena pagar una suscripción a TV+. En este caso, Black Bird (Encerrado con el diablo) es una pequeña serie que te ventilas en un fin de semana que triunfa porque con esa historia y esos actores sería difícil que el resultado fuese diferente.

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