Happy birthday, turco. Lo bueno, si breve, dos veces bueno

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Raiola Networks

Han pasado muchos meses desde que terminé Happy birthday, turco. De echo han pasado ya casi 2 años, que se dice pronto, por lo que los recuerdos que tengo de este libro son pocos, muy difusos y confusos. Me cuesta recordar el nombre del protagonista o cualquiera de los personajes secundarios, me resulta difícil ver con claridad el desarrollo de la historia e incluso la portada del libro la visualizo a malas penas.

Pero es un libro muy especial y sólo he sabido darme cuenta con el paso del tiempo. Pasa mucho, al menos personalmente me sucede con cierta frecuencia: estás viendo los créditos finales de una película y te has quedado frio, con sensación de que has estado 120 minutos ahí sentado perdiendo el tiempo. Te levantas de tu asiento vuelves a tu vida y lo que acabas de ver te vuelve a la memoría. Pasan un par de días y hablas con tus compañeros de oficina de esa historia que viste el viernes y que te ha gustado peeeeeeero. Y pasan dos meses y te encuentras recomendado ese mismo título a alguien que ha sacado a la conversación el argumento de algo similar que vio ayer en Netflix.

Esto es lo que comunmente se conoce como “dejar poso” y ocurre solo cuando has tenido delante de tus ojos algo de calidad. Y esto es exactamente lo que me pasa con Happy birthday, turco, el libro de Jakob Arjouni.

Como digo, no recuerdo grandes detalles del libro, pero si tengo grabado a fuego un argumento muy directo. Nada de perder el tiempo con largas descripciones, con infinidad de detalles y matices hablando de cada emplazamiento o personaje. No es necesario (de echo el libro son pocas páginas, te cabe en un bolsillo). El propio desarrollo de la acción te va dando todos los pormenores que necesites.

Y en esas pequeñas descripciones, en esos pasajes en los que el autor se detiene durante unos brevísimos instantes, está todo lo necesario para desarrollar unos personajes profundos y casi complejos. Son pocos los personajes que hay en la historia, pero todos tienen su espacio para contruirse y definirse perfectamente.
Repito que no recuerdo el nombre del protagonista o la mujer que aparece en su despacho. Pero si recuerdo sus personalidades, sus formas de hablar, soy capaz de visualizar la escena del primer encuentro. Y eso es sólo gracias a una escritura maravillosa por parte de Arjouni.

Es un libro relativamente complicado de encontrar (sólo lo encuentro de segunda mano a día de hoy) pero de los que dejan poso. Solo lleva un par de tardes terminar de leerlo, pero estarás toda la vida recomendándolo.

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