No recuerdo con exactitud cuál fue el primer libro que leí de pequeño. Probablemente sería Fray Perico y su borrico o algún otro título clásico de El Barco de vapor, aquella editorial especializada en libros para niños que poblaba la biblioteca del colegio en el que crecí y de la cual, mi santa madre, me compró varios títulos intentando aficionarme a la lectura.
Sin embargo, el primer libro que recuerdo bien haber leído y sufrir adicción es uno de Los Cinco, de Enid Blyton, la mítica saga de cuatro amigos y un perrete que van resolviendo misterios a lo largo del verano o del periodo vacacional en el que se encuentren. Imposible saber con exactitud cual de todos los relatos que componen la colección me leí en primer lugar, pero también es imposible olvidar los buenos momentos que me dejaron en mi infancia y el gran trabajo que hicieron para hacerme el aficionado a la lectura que soy hoy en día.
Y supongo que viene de aquellos libros mi pasión por la novela de intriga, la novela negra, los thrillers, las historias en las que un detective se vuelve loco intentando encontrar al villano de turno o a un asesino en serie que ha aparecido en el lugar más insospechado del planeta.
En los últimos años, como no podía ser de otra manera, prácticamente la totalidad de lo relacionado con este género que ha pasado por mis manos han sido los libros de Juan Gomez Jurado y César Perez Gellida, los reyes absolutos en España del género. Obviamente, he disfrutado como un enano con ellos, pero necesitaba un poco de aire fresco, algo nuevo. Y así llegué al proclamado rey del thriller, Jo Nesbø, y su novela El Reino
El Reino de Jo Nesbø
No me extenderé mucho hablando de El Reino de Jo Nesbø porque, aunque esté feo decirlo en un blog de opinión escrita, las palabras no son mi mayor fuerte y menos para hablar de un escritor y su obra, pero si quería señalar las cosas que más me han marcado de este primer libro (para mí) del autor noruego.
Lo primero de todo es, viniendo de los dos escritores españoles mencionados anteriormente, el impacto que supuso en mí el ritmo pausado de todo lo que acontece en este pequeño pueblo nórdico en el que se basa la novela. La historia de El Reino se desarrolla muy lentamente, casi como si no sucediese nada en cada página que avanzas, pero nada más lejos de la realidad.
Las palabras te mecen, te balancean dulcemente y avanzas en un estado de la más absoluta calma y relax para, cuando te quieres dar cuenta, has llegado al clímax de la historia. ¡Guau! ¿Cómo ha sido eso posible? ¡Si no ha ocurrido absolutamente nada!
Error. Ha pasado todo, pero has sido hipnotizado por el vaivén de la narración de Nesbø y no te has dado cuenta hasta ahora. Todo se ha desarrollado a las mil maravillas, has vivido pocos giros pero bien medidos y encajados en la historia y, como si acabases de empezar, has llegado al final.
Es una sensación maravillosa leer una novela de este género con un ritmo tan pausado, una absoluta delicia. Y ojo, porque supongo que esto puede no gustar a todos los lectores. A mí, de echo, se me hizo un poco extraño al inicio, acostumbrado a los giros increíbles y ritmos frenéticos. No es el tipo de thriller que suelo leer. Pero es verdad que una vez que cierras por última vez el libro, te percatas de que ha sido uno de los libros que más has disfrutado en los últimos meses.
Otro punto a destacar es el protagonista principal, Roy Osgard. Un personaje que encaja como un guante en esta narración. Hombre de pocas y medidas palabras que vive constantemente atormentado, con un carácter taciturno que el narrador construye muy bien en los primeros compases de la novela para que, según vayan sucediendo los acontecimientos, todos ellos tengan una base sólida y realista en la que apoyarse. Y me gustaría contar más, mucho más de Roy y esa personalidad oscura y rozando lo antisocial que me atrapó. Pero poco más puedo decir sin entrar en algo que se considere spoiler 😉
Por último, dentro de lo positivo, un pequeño detalle, muy pequeño pero que me marcó muchísimo: la localización de la historia. El escritor nos sitúa en Os, un pequeño pueblo nórdico de pocos habitantes y que no tiene nada de especial excepto el simple hecho de ser un pueblo nórdico. Me explico.
Cuando uno lee una novela escrita por un autor español o americano, todo lo que sucede y envuelve al relato lo conocemos bien. Las comidas, las tradiciones, el clima… todo nos es familiar en mayor o menor medida. O bien porque es nuestra propia tradición o bien porque lo americano ha invadido cada casa a través del cine y la televisión desde que somos pequeños.
Sin embargo la cultura nórdica nos es, por lo general, bastante desconocida. No estamos acostumbrados a vivir inviernos de -20ºC y desconocemos todo lo que supone un clima así. Jo Nesbø nos traslada un poco de la cotidianidad de la cultura nórdica y nos da a conocer cómo es vivir tan al norte a través de sus páginas contándonos pequeños detalles y dando leves pinceladas al día a día de los personajes. Algo similar a lo que ocurre con el anime japonés, que remarcan muchísimo sus costumbres, sus comidas, los hogares… Son los especialistas en este asunto.
Como decía, quizás un pequeño detalle, pero una “novedad” que es de agradecer.
En definitiva, El Reino es un gran libro, un muy buen thriller, pero no para leer frenéticamente persiguiendo mentalmente al villano, si no para sentarte en invierno en el sofá y pasar páginas y páginas y leer durante horas en la más absoluta calma. No sé si denominaría a Jo Nesbø como el rey del thriller, pero desde luego sí que volveré a caer en sus garras.